4.3.11

-'la juventud de mi alma'-

La juventud de mi alma, lo sé, en estas calles, no es sino el reflejo pasado de juventud que no será, de eternidad que no fue, de plenitud que no ha sido. Y el hueco en mi ala cuando echo a volar se llena de rabia y nostalgia y arrepentimiento aunque lo quiera vestir de ternura y de inocente desliz, porque sé más de lo que debiera; menos sin duda de lo que siempre quise haber sabido. Y es que, de haber podido, no hubiera echado a volar. Y el hilo de mis poemas se habría tejido en otras páginas, quedando, pues, solo, lo limpio, lo puro, sin todo este afán animado y tanto calor, que solo me enturbia hasta no saber lo que digo. Pero no le hagamos eso a mis poemas, dejemos que mi voz se apague por sí sola en gritos escondidos, al amparo de un amor que no será, a la espera del recuerdo de un amor que es, al calor de una supuesta juventud que ha sido; y así, tal vez, medio crucificada entre gemidos, a pesar de no escapar jamás de todo olvido, sepa dejar su luz o su fuerza, o cualquiera que fuere su residuo. La ironía que me ata, lo sé bien, a esta ciudad, no es sino reflejo de otra más cruel atadura, pues de una mano llevo a la muerte y de la otra me lleva a mí la vida, inseparables amigas que ignoro, el pecho brotándome amor, la boca vertiendo poesía… amor no correspondido y repetitiva poesía.

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